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DEL FERROCARRIL A LA "COMBI"

lunes, 26 de marzo de 2007

Por:
Carlos G. Coello Horna
Alumno de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ex-director académico y de investigación de la Asociación de Análisis Económico del Perú.

El transporte público a nivel nacional es un claro problema, sin embargo, a qué se debe dicha problemática, por qué el mercado no nos ha llevado por la senda de la eficiencia. Bueno en las líneas que siguen intentaré dar respuesta a algunas de éstas interrogantes, desde una perspectiva personal e informal.


Existe un caso bastante importante del Common Law, cuyo tema principal es la concertación de precios, sin embargo, intentaré utilizar el mismo caso para explicar, en parte, el problema del transporte público nacional.

En el caso mencionado, tenemos varias lineas de ferrocarriles con la misma ruta de circulación (del punto A al punto B), por lo tanto, con un mismo grupo de consumidores que demandan un mismo tipo y calidad de servicio. Ahora bien, para entender el proceso evolutivo del mercado vamos a remontarnos al inicio de la prestación del servicio, es así, que en un primer momento teníamos solo a una linea ferroviaria que cubría las necesidades de los consumidores, luego tenemos un posible problema de precios, problema que en realidad es una oportunidad, pues deja un margen de ganancia suficiente como para que se establezca una segunda linea ferroviaria dentro de la misma ruta, generando así competencia y todos los beneficios que esta última origina.

Luego, una tercera línea ferroviaria empieza a cubrir la ruta del punto A al punto B, el mercado ya no es tan atractivo, pues el precio sigue bajando y tanto la línea 1, como la 2 y, más recientemente, la linea 3, se encuentran en la imposibilidad de recuperar las altísimos costos en los que incurrieron para empezar a prestar el servicio, podemos decir que únicamente viven para cubrir sus costos operativos con un mínimo margen extra. Ante dicha situación, la primera decisión racional que se puede tomar es la reducción de costos, lo cual generalmente implica una reducción en la calidad del servicio, hecho que afecta al consumidor, pero no lo suficiente como para dejar de lado al servicio de transporte, pues siempre va a necesitar trasladarse del punto A al punto B, y dado que el resto de alternativas es más costosa (llegar tarde al trabajo, ir a pie, trasladarse en taxi, adquirir un auto, helicoptero, etc) no tiene mayor opción que seguir consumiendo un pésimo servicio. Cabe aclarar que la posibilidad de concertar precios también se encuentra latente y es inevitable a fin de recuperar los costos de inversión; sin embargo, dicha opción se encuentra prohibida y sancionada por el ordenamiento.

Entonces tenemos, que una opción es la reducción de costos bajando la calidad del servicio, lo cual implica un mero traslado de costos, pues el aumento en los márgenes de ganancia del prestador de servicio, encuentran su contra parte en que los consumidores por un mismo precio reciban menos. Establecida la posibilidad de trasladar los costos, podemos empezar a citar otros ejemplos, tales como aumentar la velocidad de los ferrocarriles a fin de realizar más viajes por día entre el punto A y el punto B, lo cual desemboca en una mayor probabilidad de accidentes, accidentes que definitivamente afectaran a los usuarios del servicio en la mayoría casos. Un segundo ejemplo, es empezar a sobrecargar los vagones, en un intento por trasladar un mayor número de pasajeros en un mismo viaje, lo cual trae los mismos problemas reseñados en el ejemplo anterior. Un tercer ejemplo, lo encontramos en el intento de evadir la contratación de un seguro que asuma los costos derivados de un, ahora, altamente probable accidente, intento que puede concretarse en la falsificación del seguro. Así, con dichas evasiones e imprudencias tenemos la posibilidad de incurrir en faltas que generen multas, multas que o bien no serán pagadas o bien suprimidas mediante medios ilícitos, tales como el soborno.

Es curioso, si hemos estado atentos, nos daremos cuenta que los referidos ejemplos son los que se presentan día a día en el transporte público nacional, pero la pregunta que nos debemos hacer es ¿Cuáles son los costos hundidos que subyacen a la prestación de transporte público en Lima? ¿Son costos tan elevados que no permiten a los prestadores del servicio obtener márgenes de utilidad suficientes como para brindar un servicio adecuado? ¿Cuál es el precio que realmente debería establecerse para la prestación del servicio en cuestión?


Pues bien, dichas preguntas serán respondidas en un trabajo posterior, pero de lo aquí reseñado, podemos concluir que sí puede haber competencia en el transporte público, pero que la misma debe ser limitada en cuanto al número de jugadores que actúan en ella, sin dejar de lado una estricta verificación de los servicios prestados, a fin de evitar la externalización de costos.

INICIO-Coello

jueves, 1 de marzo de 2007

Deseo iniciar mi participación en el Blog con una cita de Guido Calabresi, cuya intención es dar una respuesta a todas aquellas personas que cuestionan la presencia de la economía en el estudio del Derecho:

"La economía no demanda lo uno o lo otro, nos dice simplemente lo que funciona en un área determinada."

Bienvenidos!!

Espero que esta aventura sea provechosa para todos aquellos que entren en contacto con ella.